miércoles, 23 de diciembre de 2015

El Principado Civil

 
Nicolás Maquiavelo (1469 - 1527)
 El Príncipe 
 (1532)

IX. DE PRINCIPATU CIVILI
(EL PRINCIPADO CIVIL)

Cuando un simple ciudadano se convierte en príncipe de su patria, no mediante el delito u otras intolerables violencias, sino con el apoyo de los demás ciudadanos (lo que podríamos definir como principado civil; y para llegar a él no hace falta sólo talento o sólo suerte, sino más bien una astucia afortunada), digo que este principado se puede alcanzar bien con el favor del pueblo o bien con el favor de los poderosos. Porque en todas las ciudades existen estas dos facciones distintas, y se debe al hecho de que el pueblo no quiere ser sometido ni oprimido por los poderosos, y los poderosos quieren someter y oprimir al pueblo; de estas tendencias opuestas nace en las ciudades uno de estos tres efectos: principado, libertad o desorden.

El principado lo crean o el pueblo o los poderosos, según a cuál de estas partes se le presente la ocasión. Porque cuando los grandes ven que no pueden hacer frente al pueblo, empiezan a reforzar el prestigio de uno de ellos, al que nombran príncipe, para poder saciar su apetito bajo su protección. A su vez, también el pueblo, cuando ve que no puede hacer frente a los poderosos, concentra todo el poder sobre un hombre al que nombra príncipe, para defenderse mediante su autoridad. Al que llega al principado con la ayuda de los poderosos le cuesta más mantener el poder que al que llega con la ayuda del pueblo, porque, como príncipe, se encuentra rodeado de muchos que le parecen sus iguales, a los que no puede dar órdenes ni manejar a su antojo. Pero el que llega al principado con el favor popular se encuentra solo, y no hay nadie o casi nadie a su alrededor que no esté dispuesto a obedecerle. Aparte de esto, no se puede dar satisfacción a los poderosos de una forma digna y sin ofender a nadie, pero sí se puede satisfacer así al pueblo; porque la intención del pueblo es más noble que la de los poderosos, puesto que éstos desean oprimir; y aquél no ser oprimido. Además, el príncipe nunca podrá sentirse seguro si tiene al pueblo como enemigo, porque son demasiados, pero sí podrá sentirse seguro ante los poderosos, porque son pocos. Lo peor que un príncipe puede temer del pueblo, si éste le es hostil, es que le abandone, pero de los poderosos, si le son hostiles, no sólo debe temer que le abandonen, sino también que le ataquen, puesto que, al ser más previdentes y más astutos, siempre toman las medidas necesarias a tiempo para salvarse, y buscan la manera de congraciarse con el que esperan que gane. Y también es necesario que el príncipe viva siempre con ese mismo pueblo, pero no que tenga siempre a los mismos poderosos, pudiendo crearlos o destruirlos y darles o quitarles prestigio, a su gusto, cada día.

Para aclarar mejor este concepto, diré que a los poderosos hay que clasificarlos en dos categorías: los que actúan de forma que, con su proceder, se vinculan por completo a tu misma suerte, y los que no. A los que se unen a ti, si no son ambiciosos, debes honrarlos y amarlos; a los que no, hay que considerarlos de dos maneras. Puede que lo hagan por pusilanimidad y por una natural falta de valor, y en ese caso tienes que servirte sobre todo de los que puedan aconsejarte bien, para honrarte de ellos en la prosperidad y no tener que temerlos en la desdicha; pero si ves que lo hacen con engaños, movidos por la ambición, es señal  de que piensan más en sí mismos que en ti, y en ese caso el príncipe debe guardarse de ellos y temerlos como si fueran enemigos descubiertos, porque, en los momentos de adversidad, siempre colaborarán en su ruina.

Por consiguiente, el que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo, cosa que le resultará fácil, puesto que éste no pide otra cosa que no ser oprimido. En cambio, el que, teniendo al pueblo en contra, es hecho príncipe con el favor de los poderosos, tiene que intentar ganarse el pueblo antes que nada, cosa que le resultará fácil en cuanto se gane su protección. Y como los hombres, cuando reciben el bien de quien se esperaban el mal, se sienten más obligados hacia su benefactor, en seguida el pueblo se vuelve más benévolo con él que si le hubiese prestado su apoyo para llegar al principado. El príncipe puede ganarse al pueblo de muchas formas que varían según la situación, lo que hace imposible exponer unas reglas determinadas; por consiguiente, las pasaremos por alto. Como conclusión, sólo diré que un príncipe tiene que tener al pueblo de su parte, o de lo contrario no tendrá salvación en los momentos de peligro. [...]
 

 

lunes, 23 de noviembre de 2015

Mensaje en el contestador


[ ··· ]

Nadie contesta.
Pues dejo un mensaje.

...

Hola. 
Hace mucho tiempo que no hablamos.
Es mentira. 
Pero... No hablamos como antes hablabamos.
Antes...
En realidad no hace mucho, pero...
Dos años ya es bastante.
...
Ya no puedo contener más ese sentimiento que tenía por ti.
He estado manteniendo un fuego en mi interior,
pero... Antes de que me quemara del todo 
se ha extinguido.
Porque me he enfriado.
Nuestra relación se ha enfriado.
A pesar de que lo hemos intentado mantener vivo.
Pero...
Si se ha acabado la leña (que es mentira y ambos lo sabemos),
no vale la pena seguir alimentando esta hoguera.
Sólo los dos manteníamos este fuego incandescente.
Pero... ¿Dónde estás?
Lejos, supongo.
Como yo.

Nunca he querido retenerte.
Siempre has sido un espíritu libre,
como yo.
Por eso me gustaba estar contigo.
Me gustaba saber de ti.
Me gustaba ver como progresabas.
Pero, ahora...

No logro sentir nada
(o al menos con tanta energía como antes).
Por mucho que me esfuerce,
no logro sentir.
Se me escapa un llanto sin lágrimas y sin dolor,
como un grito proferido por un perro herido,
pero es una muestra de tristeza
de una persona sensible que no logra endurecerse.

 Porque no puedo,
ni quiero. 

Pero... ¿Sabes qué?

Me acuerdo de ti.
De tu actitud. 
De tu fría indiferencia ante todo.

Apareciste cuando menos me lo esperaba
y no esperaba nada de nadie.
Te convertiste en un ejemplo de superación.
Sigo admirando tu determinación,
tu persistencia, 
tus ganas de llegar a la cima.

heh...

Qué reconfortante y doloroso resulta recordar el pasado.
Noto que se me humedecen los ojos.

No sé como acabar este mensaje.
No quiero que se acabe esto.
Pero...

El fuego se tiene que apagar.

Ya no queda más cera en esta vela.

¿Apago yo o apagarás tú?

[···]


 
 

 

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Discursos en la sombra (4)


Pero ahora llegamos a un grande y muy serio tema, que me interesa particularmente: el de los jóvenes que se sienten poderosamente atraídos por las ciencias naturales y se ven alejados por su insuficiencia matemática. ¡Cuántas cartas entristecedoras me llegan casi diariamente de colegiales, o de sus padres, exponiéndome un caso que conozco demasiado bien!

[ ··· ]

Puede que sea como los médicos especialistas, que se imaginan que la enfermedad sobre la que se los consulta es más extensa de lo que es en realidad; y desde luego no garantizo que todos estos jóvenes incapaces de plegarse a las exigencias escolares, merezcan que uno se esfuerce por recuperarlos. Además, admito que pueda haber cierta complacencia en la simpatía que despiertan dentro de mí tales cartas, en las que vuelvo a encontrar el entusiasmo y el fervor ingenuo que yo mismo sentía en mi juventud por los insectos, por los renacuajos, por toda la naturaleza. No obstante, la abundancia de pruebas concordantes me persuade cada vez más de que el caso de estos adolescentes a los que se traba el camino de sus sueños representa un verdadero problema pedagógico.

  Cierto que las matemáticas contribuyen a la formación del espíritu y que a lo mejor sería deseable que un naturalista fuese también matemático; pero todos estos jóvenes a los que se excluye de la biología ¿no pueden compensar su ineptitud matemática por otra aptitud, otras cualidades - agilidad, ingeniosidad, perseverancia, sentido de la observación - y, en fin, por el amor (al que nada puede sustituir) hacia el objeto de sus estudios?

Lo que olvidan demasiado los defensores de las matemáticas, y se refleja en estas emocionantes cartas de adolescentes, es que la vocación de naturalista no tiene como único punto de partida la curiosidad de la inteligencia: también se debe a la sensibilidad, a la afectividad. Como dice uno de los mayores naturalistas de nuestro tiempo, Konrad Lorenz, 

<< No existen buenos biólogos cuya vocación no haya nacido de una profunda alegría ante la belleza de la naturaleza viviente >>.

A pesar de todas las objeciones que me han hecho cuando defendí el << derecho a ser naturalista >> , sigo convencido de que, por culpa de los métodos actuales de enseñanza, creaos un número bastante grande de gente no satisfecha, de << frustrados >>, que guardarán siempre el pesar de haber podido demostrar de lo que eran capaces: además, privamos a las ciencias naturales de espíritus que valen, capaces de llevar a cabo un trabajo fructuoso.

Cuántas buenas intenciones desalentadas, cuánto entusiasmo rechazado, cuánto calor perdido... ¿Acaso tenemos tantos investigadores - y sobre todo << descubridores >> - que podemos consentir tal despilfarro?
¿Hace falta recordar que la mayoría de los trabajos de biología fundamental han sido efectuados sin la mínima ayuda de la matemñatica? Cultivo de los tejidos y de los órganos, transplantes de núcleos embrionarios, transformaciones de sexo, partenogénesis natural y artificial, papel de las hormonas, conservación de tejidos mediante el frío, mecanismo inmunológico de resistencia al injerto... 
Sin hablar del lenguaje de las abejas y del fenómeno de la huella en los pájaros. 

Por desgracia, nada permite predecir, para un próximo porvenir, una suerte mejor para los jóvenes aprendices naturalistas. Nunca he llegado tan lejos el esnobismo (o la demagogia) matemática. Ignorantes que se sentirían apuradas ante una ecuación de primer grado decretan que todo francés debe comprender el lenguaje matemático y saber emplear una coordenada. Esto no es nada tranquilizador. Incluso el juicio de los buenos matemáticos deja que desear en algunos casos; ¿cuál será, por tanto, el de todos estos mediocres matemáticos que nos están fabricando?

El Correo de un biólogo (1970)


Jean Rostand (1894 - 1977)


jueves, 3 de septiembre de 2015

La Eterna Migración

La historia del ser humano se ha escrito a partir de cambios de hábitat. Todos sabemos que esta raza nació en África y migró hacia Eurasia cuando su instinto se lo pidió. Las primeras grandes civilizaciones surgieron de esta necesidad.  De Mesopotamia a Nueva York, todo ha sido siempre fruto de un impulso animal de encontrar nuevos terrenos donde poder vivir y criar en pro de la especie.

Hoy día seguimos siendo una especie nómada. Aunque lo neguemos, seguimos siendo la misma bestia que salió de la selva, vivió en grutas y caminó más que cualquier otro ser vivo.
Lo que pasa es que el mundo se ha dividido en dos partes: en sedentarios y en nómadas. Aquellos que lo tienen todo a su abasto viven cómodamente, sin necesidad de tomar decisiones radicales, mientras que miles de sus pares no pueden parar a descansar a riesgo de caer prisioneros o morir. Aunque en el Primer Mundo también se dan casos de migraciones, solo que se llaman "Fuga de cerebros" o "Trabajar en el extranjero" porque no se considera algo tan dramático como la llegada de africanos en pateras.

Me hace gracia oír a la gente protestar por la llegada de refugiados a Europa. Parece que se olvidan que tiempo atrás los judíos hicieron lo mismo, regresando a "su tierra" tras la Segunda Guerra Mundial. Un "capricho" post-bélico que el Primer Mundo les permitió (por lástima principalmente). Y sí, me atrevo a decir "capricho" porque, tal como comenta Stefan Zweig en su libro "El Mundo de Ayer" (1942), la mayoría de los judíos que vivian en Europa (específicamente en Austria, de donde era Zweig, y Alemania) no estaban para nada interesados en regresar a su "Tierra Santa" ni en el Sionismo. Pero estas ideas impactaron a los judíos que formaban parte de la clase obrera/baja de Polonia y sus alrededores. Está claro que esas ideas más nacionalistas que religiosas cundieron más en ese conjunto social ya que estaba menos formado "académicamente" que sus hermanos, sin olvidar que ellos también fueron las peores víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Pero también fueron los primeros en instalarse en Israel y, aunque no fueron todos, también fueron los primeros en forzar a muchos palestinos a abandonar sus hogares. 

Y el Exódo del que estamos siendo testigos es el eco de esas migraciones del siglo pasado y de toda la historia de esta especie. Pero no solamente la judía y la palestina. 
En África hubo, y, para vergüenza de la raza humana, sigue habiendo, guerras civiles y golpes de estado militares que obligan a miles de individuos a huir de sus tierras a riesgo de morir, ser obligado a combatir o a ser convertidos en esclavos sexuales.

Sebastião Salgado plasma perfectamente el horror que tuvieron que vivir y siguen viviendo gran parte de Africa en sus fotografías que hizo para Médicos Sin Fronteras durante la década de los setenta y los ochenta (y los noventa) sobre la Guerra civil etíope y los refugiados del genocidio de Ruanda y, que en el documental "La Sal de La Tierra" (2014), recuerda con tanto dolor que rompe a llorar. Es curioso recordar que Salgado también es un exiliado, que tuvo que huir de Brasil, su tierra natal, en 1969 por la dictadura militar.  

Todos en el fondo somos emigrantes e inmigrantes. Cuando nos cambiamos de piso, cuando cambiamos de trabajo, cuando aceptamos la beca Erasmus, cuando hacemos vacaciones, etc. 

Vivimos en La Eterna Migración. 

Pero parece que también debemos migrar mentalmente, abandonar pensamientos retrógados y avanzar hacia delante, que es lo único que podemos hacer ahora, tal como están haciendo miles de humanos en estos precisos momentos.

‹‹Hay momentos en que me pregunto si vale la pena seguir viviendo durante los próximos 20 años. Noto como me aplasta el doble peso de un odio del que no me siento culpable, el odio a Alemania, y el odio a los judíos de Austria por haberse lucrado de la guerra […] no puedo dejar en la estacada ni a unos ni a otros. La vida, sin embargo, va a ser insoportable […] a las personas como yo nos aniquilarán […] ¿Pero a dónde escapar? [...] yo no puedo vivir cautivo de un Estado que me desprecia como extranjero y enemigo››.
 - Stefan Zweig.


 

"Sahel: The End of the Road", Sebastião Salgado, 1984

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martes, 2 de junio de 2015

La importancia de aceptarse


Bruce Jenner es ahora Caitlyn Jenner.
Muy bien, que así sea. ¿Quiénes somos nosotros para decir lo contrario?
Ella es ella. Y punto.
No hay más complicación. 
Este caso es el mejor ejemplo de auto aceptación del momento. 
Aceptarse uno mismo es vital.
Al aceptarte tal y como eres también afirmas quererte, sin importar tus defectos. O arreglando esas molestias tomando medidas. 
Algunas soluciones pueden parecer radicales para algunos y para otros no. 

Es increíble la de personas que han enloquecido al ver este individuo TAN cambiado.
Pero, ¿por qué  se escandalizan?
¿Es por quién fue Bruce?
¿Por la edad a la que se ha decidido? (¡A los 65!!)
¿Es por el cambio de hombre/ macho a mujer/ hembra?
¿Es porque es portada de una revista como Vanity Fair?

No lo tengo muy claro.
Supongo que será porque no me molesta que este humano haya decidido dar el paso y terminar su proceso de auto aceptación (en este caso, cambiándose de sexo). 
Será porque, desde hace muy poco, he comenzado a ver con otros ojos la comunidad trans. Siempre tuve como referencia a un personaje como Carmen de Mairena o las Drag Queens. De niña nunca me educaron sobre el sexo, pero porque tampoco les hizo falta. Hablaban de ello sin tapujos delante mío. En el cole también oía hablar de este tema a mis compañeros. Pero, se quedaban en la superficie del iceberg. Lo único que supe hasta ahora era sobre las relaciones hetero y homosexuales, ignorando el resto del espectro. 
El año pasado descubrí la asexualidad, la disforía de género, el genderfluid (la fluidez del género), la genderneutrality (la neutralidad del género) y, para evitar soltaros una larga lista de conceptos, el proceso trans (la transición de un sexo al otro). 
Descubrí el resto de este abanico en lugares de la red como Tumblr o Instagram. Después ya fui especializándome visitando webs y foros de la comunidad trans hasta que me di cuenta que me siento identificada con algunas de sus características. 
Supongo que por esto el cambio de Bruce a Caitlyn Jenner no lo veo como algo raro. 

Y aquí estoy, caminando por la ruta de la autoaceptación y evitando pisar césped ajeno.

 

lunes, 11 de mayo de 2015

La Otra Dimensión

Últimamente no hago más que hundirme en aguas oscuras que, aunque vistas desde la orilla parecen peligrosas, son una deliciosa experiencia. Estoy descubriendo muchas cosas que me hacen ver el mundo con otros ojos.

Es como si buceara por el océano de Solaris.
Como si corriera junto a Miles Davis por el corredor del vudú.
Como si paseara junto a Thoreau en un frío día de invierno por los bosques de Walden.
Como si disfrutara de una plácida tarde de verano en Zurich, junto a Zweig y otros intelectuales europeos.

Como...

Como si viviera en otra dimensión.

Una dimensión que muchos individuos no ven, pero en realidad sí pueden, pero no quieren.
Porque viven cómodos en su micro-cosmos de limitados elementos tangibles.

Si son felices en sus peceras, bien por ellos.

Pero es una lástima que en esta dimensión haya tanto espacio vacío y muerto...

Afortunadamente la puerta está siempre abierta.
Así que, cuando queráis venir, 

bienvenidos seréis.

jueves, 23 de abril de 2015

La cruda realidad

Un día, moriremos.
Quizás mueras rodeado de seres "queridos",
o quizás mueras tirado en algún lugar del mundo, 
lejos de todo lo que conoces o te importa.

Pero, sea cual sea la situación, 
morirás solo.

Y después de morir estarás solo de verdad.
Porque aunque algunos te recuerden, solo lo harán hasta cuando ellos o ellas les de la gana.
Y aunque te recuerden para siempre, cuando ellos mueran, menos personas te recordarán.
Y así hasta que nadie sepa de ti excepto por la esquela que lean en un archivo digital. 

Pueden erigir monumentos en tu honor,
escribir canciones sobre tus acciones,
hacer películas sobre tu vida.

Pero nada de eso te salvará del olvido.
Porque el tiempo sigue, 
la vida sigue,
la muerte sigue.

Y tu no eres nadie.
Excepto un conjunto de partículas atrapadas en un planeta,
atrapado en un campo electromagnético.

No somos nadie.
No somos nada.

Morir o vivir,
que cojones importa.

Porque en el fondo siempre hemos estado solos.


sábado, 11 de abril de 2015

Discursos en la sombra (3) - Speeches in the shadow (3)

(Damien Chazelle, 2014) 

El argumento de esta película se podría resumir con una palabra:

Ambición
 
Tanto la del director, como la de los actores y los personajes que interpretan.

Andrew (Miles Teller), un chico de 19 años, quiere dedicarse al mundo de la música, concretamente al del jazz, con la batería.

Por eso está en una escuela de música, practicando horas y horas, hasta que le sangren las manos y le salgan callos.
Y no se deja desmoralizar por los profesores.
Y no está por otra cosa que el ritmo.

Aunque todos lo sabemos.
La ambición es buena hasta un punto.
Es un impulso positivo y negativo.
Debes elegir entre este y muchos otros impulsos y desechar necesidades básicas (dormir, comer, hacer vida social...).

Pero, ¿Y la satisfacción que nos invade cuando vemos nuestros sueños cumplidos? 
Eso sólo nos lo podemos dar nosotros mismos. 

Tío Frank: ¿Has hecho amigos, Andy?
 Andrew: No. 
Tío Frank: Oh, ¿y eso? 
Andrew: No sé, yo sólo nunca le he visto la necesidad. 
Tío Frank: Bueno, ¿y con quién vas a tocar? Lennon y McCartney, eran compañeros de colegio, ¿estoy en lo cierto? 
Andrew: Charlie Parker no conocía a nadie hasta que Jo Jones le lanzó un platillo a la cabeza. 
Tío Frank: Así que ese esa es tu idea de éxito, ¿eh? 
Andrew: Creo que es el músico más grande del siglo 20 es la idea de éxito de cualquiera. 
Jim: Morir en la ruina y borracho y lleno de heroína a los 34 no es exactamente mi idea de éxito. 
Andrew: Prefiero morir borracho, arruinado a los 34 y que la gente hable de mí durante la cena que vivir para ser rico y sobrio a los 90 y nadie recuerde quién fui yo. 
Tío Frank: Ah, pero tus amigos te recordarán, esa es la cuestión. 
Andrew: Ninguno de nosotros fuimos amigos de Charlie Parker. *Esa* es la cuestión. 
Tío Frank: Travis y Dustin? Tienen un montón de amigos y un montón de propósitos. 
Andrew: Estoy seguro que algún día serán grandes presidentes del consejo escolar. 
Dustin: Oh, eso es de lo que se trata todo esto? ¿Te crees que eres mejor que nosotros?
 Andrew: Lo has pillado. ¿Estás en el modelo de las Naciones Unidas?
 Travis: Tengo una respuesta para tí, Andrew. ¿Crees que el fútbol de Carleton es una broma? Ven a jugar con nosotros. 
Andrew: Cuatro palabras que nunca oirás de la NFL (Liga Nacional de Fútbol).

- - -

 The plot of this film could be summed up with one word:

Ambition

The film director, as the actors and the characters they play.

Andrew (Miles Teller), a 19 years boy, wants to devote himself to the world of music, specifically the jazz, with drums.

So that's why he's in a music school, practicing for hours, until his hands bleed and calluses pop up. 
And he doens't let be demoralized by teachers. 
And he's only for the beat.

Although we all know. 
Ambition is good to a point. 
It is a positive and negative thing.
You must choose between this and many other impulses and discard basic needs (sleep, eat, socialize ...).

But, what about the satisfaction that overcomes us when we see our dreams fulfilled?

That only we can give ourselves.

Uncle Frank: You got any friends, Andy?
Andrew: No.
Uncle Frank: Oh, why's that?
Andrew: I don't know, I just never really saw the use.
Uncle Frank: Well, who are you going to play with otherwise? Lennon and McCartney, they were school buddies, am I right?
Andrew: Charlie Parker didn't know anybody 'til Jo Jones threw a cymbal at his head.
Uncle Frank: So that's your idea of success, huh?
Andrew: I think being the greatest musician of the 20th century is anybody's idea of success.
Jim: Dying broke and drunk and full of heroin at the age of 34 is not exactly my idea of success.
Andrew: I'd rather die drunk, broke at 34 and have people at a dinner table talk about me than live to be rich and sober at 90 and nobody remembered who I was.
Uncle Frank: Ah, but your friends will remember you, that's the point.
Andrew: None of us were friends with Charlie Parker. *That's* the point.
Uncle Frank: Travis and Dustin? They have plenty of friends and plenty of purpose.
Andrew: I'm sure they'll make great school board presidents someday.
Dustin: Oh, that's what this is all about? You think you're better than us?
Andrew: You catch on quick. Are you in Model UN?
Travis: I got a reply for you, Andrew. You think Carleton football's a joke? Come play with us.
Andrew: Four words you will never hear from the NFL. 


lunes, 30 de marzo de 2015

Discursos en la sombra 2 / Speeches in the shadow 2

Año 2015,

La sociedad se divide en dos grandes bandos: lo que mola, lo políticamente perfecto, lo que sale en la tele versus lo que no mola, lo feo pero que igualmente sale en la tele (porque en la caja tonta hay lugar para todo lo que mueva masas y produzca ganancias).

La cultura es la vaca de oro, todo el mundo mama de sus ubres, algunos con suavidad, otros tienen máquinas voraces extrayéndole hasta la última gota de leche. Esta quimera siempre se levanta por la mañana irradiando juventud, novedad y su líquido siempre sabe bien y fresco. 


Como la religión, cada uno tiene su concepto de cultura y, como en las creencias, se chocan ideas y se producen debates o discrepancias. Alianzas y guerras. Y siempre hay alguien ganando de estas situaciones. 

Los nuevos cultos se centran en la cultura. Las personas idolatran actores y músicos. Los artistas dejaron de ser vistos como parias a pisar la alfombra roja.
Todo fue gracias al repentino interés por el "nuevo arte" norteamericano que nació a mediados de los años cuarenta y cincuenta de la mano de pintores como Jackson Pollock y compositores como John Cage y críticos de arte como Clement Greenberg.

Nos quedamos en Estados Unidos, supuesta cuna de la "nueva" cultura de masas, donde en 1940 el mundo vio nacer a Frank Zappa, uno de esos músicos feos que salió por la tele en múltiples ocasiones y fue conocido por su humor ácido y sus discursos "políticamente incorrectos".


El pobre Zappa murió antes de tiempo, pero predijo en 1984, en este fragmento de su discurso a la American Society of University Composers (ASUC), la evolución de la industria musical (de masas) tal y como la conocemos actualmente.

 ¡Toma! ¡Por allí se va tu cátedra!


No pertenezco a vuestra organización. Tampoco la conozco. Ni siquiera su labor me parece interesante y, aun así, se me ha pedido que sé una especie de discurso inaugural.

Antes de proseguir, quisiera advertiros sobre las peculiaridades de mi lenguaje, y deciros que soltaré cosas que ni os van a gustar ni os van a parecer bien. 

  No debéis sentiros amenazados pues no soy más que un mero bufón, y todos vosotros sois Compositores Serios. 

  Para todos aquellos que no lo sepan, yo también soy compositor. Aprendí por mi cuenta yendo a la biblioteca y escuchando discos. Empecé cuando tenía catorce años y llevo ya en esto treinta. No me gustan las escuelas. No me gustan los maestros. No me gusta la mayoría de las cosas en las que creéis vosotros... y para rematar ya la faena, encima me gano la vida tocando la guitarra eléctrica.

Por comodidad y sin ánimo de ofende a vuestros afiliados, usaré el término "NOSOTROS" para tratar los temas que afectan a los compositores. Algunas de las referencias a este "NOSOTROS" tendrán carácter general, otras no. Y ahora: El Discurso...
 

¿Es relevante la 'Nueva Música' en una sociedad industrial?


   El aspecto más perturbador sobre la relevancia-industrial-estadounidense es el siguiente: "¿Por qué la gente continúa componiendo música e incluso enseñando, cuando ya saben qué respuesta obtendrá? A nadie le importa una mierda".

   ¿De verdad vale la pena el esfuerzo de escribir una nueva pieza de música para un público que pasa totalmente?

  Parece que existe cierto consenso de que la música de compositores vivos no es sólo le resulta irrelevante sino también muy molesta a una sociedad que se preocupa principalmente por el consumo de mercancías desechables.

Seguro que "NOSOTROS" merecemos ser castigados por hacerle perder a los demás su precioso tiempo con una forma de arte tan prescindible y trivial. Preguntadle al del banco, al que os lleva el préstamo, que os lo dirá bien clarito: "NOSOTROS" somos mierda. "NOSOTROS" somos la mierda más asquerosa. "NOSOTROS" somos mala gente. "NOSOTROS" somos unos vagos y unos inútiles. No importa la cantidad de cátedras que logremos sacarles con maña a las universidades donde "NOSOTROS" manufacturamos nuestros sorprendentes paquetes insípidos de caca intrandescente, "NOSOTROS" muy en el fondo sabemos que "NOSOTROS" no valemos nada.

Algunos de estos nosotros fuman en pipa. Otros llevan chaquetas deportivas de tweed con coderas de cuero. Algunos tienen cejas de científico loco. Algunos exhiben sin pudor bufandas chillonas y ridículas que van a juego con sus jerséis de cuello alto. Estos sólo son unos cuantos motivos para explicar que hay que castigarNOS.

Hoy, al igual que en el pasado glorioso, el compositor tiene que amoldarse (por muy malo que sea)
al gusto específico de EL REY, reencarnado como el productor de cine o de televisión, el jefe de la compañía de ópera, la señora del "comité especial" con el pelo espantoso o su nieta Debbie.

Algunos no conoceréis a Debbie, ya que no tenéis que tratar con emisoras de radio y compañías de discos como hace la gente que vive en El Mundo Real, pero deberíais informaros por si decidís visitarlas algún día.

 
Debbie tiene trece años. A sus padres les gusta verse a sí mismos como El Estadounidense Medio, Blanco y Temeroso de Dios. Su papá pertenece a algún sindicato corrupto y es, como podríamos sospechar, un hijo-de-puta vago, incompetente, ignorante y con un sueldo elevado.

Su madre es una bruja mercenaria e inadaptada sexual que vive para gastar sueldo de su marido en la ropa ridícula y así parecer "más joven".

Debbie es increíblemente tonta. Ha sido educada para que respete los valores y tradiciones que sus padres consideran sagrados. A veces sueña que la besa un socorrista.

Cuando advirtieron la presencia de Debbie, los del Despacho Secreto Que Lo Controla Todo se pusieron muy contentos. Era perfecta. Era incurable. Era su tipo de chica. 


La eligieron de inmediato para convertirse en el Consumidor Arquetípico Imaginario de Música pop y Árbitro  Máximo del Gusto Musical para la Nación Entera. Desde ese mismo momento, cualquier cosa musical de este país tendría que modificarse para adaptarse a lo que ellos computan como las necesidades o deseos de ella.

El "gusto" de Debbie determinaba el tamaño, la forma y el color de toda la música emitida y vendida en Estados Unidos a finales del siglo veinte. Después creció y se hizo exactamente como su madre, y se casó con un tío igualito a su papi. De alguna forma ha logrado reproducirse a sí misma. Los del Despacho Secreto vigilan a su hija en este mismo instante.

Como compositores estadounidenses serios que sois, ¿debería en realidad  preocuparos Debbie? Creo que sí.

Debbie prefiere las canciones cortas con letras sobre relaciones entre chicos-y-chicas, cantadas por personas de sexo indeterminado con ropa de sadomaso y, como hay Mucho Dinero en juego, las principales compañías discográficas (que años atrás a veces se arriesgaban e invertían grabar trabajos nuevos) han cerrado casi todas sus divisiones clásicas y muy pocas veces sacan música nueva.

[...] 

 2015,

Society's divided into two main sides: what's hot, politically perfect, what's on TV versus what is not cool, ugly but also appears on TV (because there's place for everything that moves masses and produces profits).

Culture is the golden cow,  everybody suck its udders, some gently, others have voracious machines extracting every last drop of milk. This chimera always wakes up in the morning radiating youth, newness and its liquid always tastes good and fresh.

Like religion, everyone has their concept of culture, and beliefs, ideas collide and debates or discrepancies occur. Alliances and wars. And there is always someone earning from these situations.

The new cults focus on culture. People idolize actors and musicians. The artists were no longer seen as pariahs and nowadays they walk the red carpet.

It was all thanks to the sudden interest in the American "new art" who was born in the mid-forties and fifties from painters like Jackson Pollock and composers as John Cage and art critics like Clement Greenberg.

We stay in the United States, alleged birthplace of the "new" mass culture, where in 1940 the world saw the birth of Frank Zappa, one of those ugly musicians who went on TV many times and was known for his dry humor and his "politically incorrect" speeches.

Poor Zappa died prematurely, but predicted in 1984, in this fragment from his speech to the American Society of University Composers (ASUC), the evolution of the music industry (mass) as we know it today.
 
Bingo! There Goes Your Tenure!

I don't belong to your organization. I know nothing about it. I'm not even interested in it - and yet, a request has been made for me to give what purports to be a keynote speech.

Before I go on, let me warn you that I talk dirty, and that I will say things you will neither enjoy nor agree with.

You shouldn't feel threatened, though, because I am a mere buffoon, and you are all Serious American Composers.

For those of you who don't know, I am also a composer. I taught myself how to do it by going to the library and listening to records. I started when I was fourteen and I've been doing it for thirty years. I don't like schools. I don't like teachers. I don't like most of the things that you believe in - and if that weren't bad enough, I earn a living by playing the electric guitar.

For convenience, without wishing to offend you membership, I will use the word "WE" when discussing matters pertaining to composers. Some of the "WE" references will apply generally, some will not. And now: The Speech...

Is 'New Music' Relevant in an Industrial Society?

The most baffling aspect of the industrial-American-relevance question is: "Why do people continue to compose music, and even pretend to teach others how to do it, when they already know the answer? Nobody gives a fuck."

Is it really worth the trouble to write a new piece of music for an audience that doesn't care?

The general consensus seems to be that music by living composers is not only irrelevant but also genuinely obnoxious to a society which concerns itself primarily with the consumption of disposable merchandise.

Surely "WE" must be punished for wasting everyone's precious time with an art form so unrequired and trivial in the general scheme of things: Ask your banker - ask your loan officer at the bank, he'll tell you: "WE" are scum. "WE" are the scum of the earth. "WE" are bad people. "WE" are useless bums. No matter how much tenure "WE" manage to weasel out of the universities where "WE" manufacture our baffling, insipid package of inconsequential poot, "WE" know deep down that "WE" are worthless.

Some of us smoke a pipe. Others have tweed sport coats with leather patches on the elbows. Some of us have mad scientists' eyebrows. Some of us engage in the shameless display of incredibly dramatic mufflers, dangling in the vicinity of a turtleneck sweater. These are only a few of the reasons why "WE" must be punished.

Today, just as in the glorious past, the composer had to accommodate the specific taste (no matter how bad) of THE KING - reincarnated as a movie or TV producer, the head of the opera company, the lady with the frightening hair on the 'special committee' or her niece Debbie.

Some of you don't know about Debbie, since you don't have to deal with radio stations and record companies the way the people from The Real World do, but you ought to find out about her, just in case you decide to visit later.

Debbie is thirteen years old. Her parents like to think of themselves as the  Average, God-Fearing American White Folk. Her Dad belongs to a corrupt union of some sort and is, as we might suspect, a lazy, incompetent, overpaid, ignorant son-of-a-bitch.

Her mother is a sexually maladjusted mercenary shrew who lives to spend her husband's paycheck on ridiculous clothes - to make her look 'younger.'

Debbie is incredibly stupid. She has been raised to respect the values and traditions which her parents hold sacred. Sometimes she dreams about being kissed by a lifeguard.

When the people in the Secret Office Where They Run Everything From found out about Debbie, they were thrilled. She was perfect. She was hopeless. She was their kind of girl.

She was immediately chosen to become the Archetypical Imaginary Pop Music Consumer & Ultimate Arbiter of Musical Taste for the Entire Nation - from that moment on, everything musical in this country would have to be modified to conform to what they computed to be her needs and desires.

Debbie's 'taste' determined the size, shape and color of all music broadcast and sold in the United States during the latter part of the twentieth century. Eventually she grew up to be just like her mother, and married a guy just like her Dad. She has somehow managed to reproduce herself. The people in The Secret Office have their eye on her daughter at this very moment.

Now, as a serious American composer, should Debbie really concern you? I think so.

Since Debbie prefers only short songs with lyrics about boy-girl relationships, sung by persons of indeterminate sex, wearing S&M clothing, and because there is Large Money involved, the major record companies (which a few years ago occasionally risked investment in recordings of new works) have all but shut down their classical divisions, seldom recording new music.




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