jueves, 13 de marzo de 2014

29/08/12_Lectura_El Guardián Entre El Centeno



 (1951)

Tras "Matar un ruiseñor" (1960), de Harper Lee, y darme cuenta de que me he convertido en un "ratón de biblioteca" (sé que en realidad es rata de biblioteca, pero me gustan más los ratones) decidí seguir leyendo... Pero, ¿qué podía leer ahora? Quería leer algún libro importante, de gran renombre. Pensé "¿Vuelvo a probar Joyce?". No. Aún estoy verde. Así que me puse a dar vueltas por las estanterias de casa de mis abuelos hasta que di con la obra maestra de Salinger. Recordé que en segundo de bachillerato hice un dictado en inglés, el profesor había elegido un fragmento de este libro ya que aquel día había muerto Salinger.
Aunque mi padre me avisara, empecé la lectura. Una semana con Jem, Scout y Atticus Finch y dos días con Holden Caulfield te hacen ver el mundo con otros ojos. No he leído nada nuevo, que me haya hecho cambiar de forma radical, pero me han servido para definir ciertas reflexiones que pululan por mi interior. Me he sentido identificada con ellos por ciertas actitudes que presentan. Pero no debo olvidar que son personajes de ficción, realmente con quien debo sentirme identificada son con los autores (Lee y Salinger). Desde hace ya bastante tiempo siento eso con Jack London. Pero, al leer sus biografías, me doy cuenta que tampoco debo hacer todo lo que ellos hicieron, simplemente tener en cuenta como llegaron a sus metas, como cumplieron sus objetivos. A aplicarme sus discursos como lecciones que quizás jamás haya recibido en las varias escuelas en las que me formé.

Nunca olvidaré la primera vez que leí Steinbeck. Fue en tercero de la ESO, el profesor de catalán (un buen hombre) nos dió a leer "Hombres y Ratones". Qué gran libro, fue con el primero que lloré. Las primeras veces siempre nos sorprenden. Como el hierro candente, se quedan marcadas en tu memoria de por vida. Son como los cráteres de la Luna, impactos de asteroides que hace tiempo dejaron de ser cuerpos sólidos para volverse parte del polvo cósmico/estelar que constituyen las galaxias.

Pero, antes de que empiece a divagar sobre cosas que no viene al cuento, os dejo dos fragmentos del libro en cuestión:

Capítulo 24 (de 26)

" - Y sé que esto no va a gustarte nada - continuó-, pero en cuanto descubras qué es lo que quieres, lo primero que tendrás que hacer será tomarte en serio el colegio. No te quedará otro remedio. Te guste o no, lo cierto es que eres estudiante. Amas el conocimiento. Y creo que una vez que hayas dejado atrás las clases de Expresión Oral y a todos esos Vicens...

- Vinson - le dije. Se había equivocado de nombre, pero no debí interrumpirle.

- Bueno, lo mismo da. Una vez que los dejes atrás, comenzarás a acercarte - si ése es tu deseo y tu esperanza- a un tipo de conocimiento muy querido de tu corazón. Entre otras cosas, verás que no eres la primera persona a quien la conducta humana ha confundido, asustado, y hasta asqueado. Te alegrará y te animará saber que no estás solo en este sentido. Son muchos los hombres que han sufrido moral y espiritualmente del mismo modo que tú. Felizmente, algunos de ellos han dejado constancia de su sufrimiento. Y de ellos aprenderás si lo deseas. Del mismo modo que alguien aprenderá de ti si sabes dejar una huella. Se trata de un hermoso intercambio que no tiene nada que ver con la educación. Es historia. Es poesía."




"Eso es lo malo. Que no hay forma de dar con un sitio tranquilo porque no existe. "

sábado, 8 de marzo de 2014

07/08/12_Lectura_La Esfinge de los hielos



Libro adquirido en la librería Pequod Llibres

(1897)

Vaya veranito, calor, mal humor y tonterias varias. Menos mal que uno se puede estar en casita, comiendo helados, bebiendo zumo y disfrutando del (poco) aire que nos llega.
También es época de salir y disfrutar del sol, de hacer otras cosas distintas, para descansar de la rutina a la que estamos condenados durante el año escolar/laboral. La gente se va de la ciudad, o manda a los niños de colonias o con los abuelos, la gente se va de viaje...
O se tienen accidentes.
Como servidora.

Pues nada, que no he podido mover la pata durante unos cuantos días que han resultado eternamente aburridos y poco provechosos. El plan: saco de hielo encima del tobillo y a leer.

Un título tan misterioso como "La Esfinge de los hielos" me causó gran curiosidad.
Pero, ¡diablos! No me esperaba esto del señor Verne. Su libro es una especie de "spin-off" de una novela de Edgar Allan Poe conocida como "Las Aventuras de Arthur Gordon Pym" (que también compré recientemente y está para leer). ¡Huyo de las aventuras marítimas de Jack London para que ahora el autor francés me mande de vuelta nada menos que al círculo antártico! Pero no me arrepiento de haber vivido semejante aventura. Recomiendo el libro y acabo este post con un pasaje:

"¡No...! No era admisible que fuéramos juguetes de una ilusión, y, sin embargo, extraño temor atormentaba a nuestro espíritu; pero, después de todo, ¿no es natural que el corazón sea asaltado de mil dudas cuando se llega al objeto tan ansiosamente perseguido?"



The Elder Scrolls: Skyrim. Original Soundtrack - Aurora 
(compuesta por Jeremy Soule)