[ ··· ]
Nadie contesta.
Pues dejo un mensaje.
...
Hola.
Hace mucho tiempo que no hablamos.
Es mentira.
Pero... No hablamos como antes hablabamos.
Antes...
En realidad no hace mucho, pero...
Dos años ya es bastante.
...
Ya no puedo contener más ese sentimiento que tenía por ti.
He estado manteniendo un fuego en mi interior,
pero... Antes de que me quemara del todo
se ha extinguido.
Porque me he enfriado.
Nuestra relación se ha enfriado.
A pesar de que lo hemos intentado mantener vivo.
Pero...
Si se ha acabado la leña (que es mentira y ambos lo sabemos),
no vale la pena seguir alimentando esta hoguera.
Sólo los dos manteníamos este fuego incandescente.
Pero... ¿Dónde estás?
Lejos, supongo.
Como yo.
Nunca he querido retenerte.
Siempre has sido un espíritu libre,
como yo.
Por eso me gustaba estar contigo.
Me gustaba saber de ti.
Me gustaba ver como progresabas.
Pero, ahora...
No logro sentir nada
(o al menos con tanta energía como antes).
Por mucho que me esfuerce,
no logro sentir.
Se me escapa un llanto sin lágrimas y sin dolor,
como un grito proferido por un perro herido,
pero es una muestra de tristeza
de una persona sensible que no logra endurecerse.
Porque no puedo,
ni quiero.
Pero... ¿Sabes qué?
Me acuerdo de ti.
De tu actitud.
De tu fría indiferencia ante todo.
Apareciste cuando menos me lo esperaba
y no esperaba nada de nadie.
Te convertiste en un ejemplo de superación.
Sigo admirando tu determinación,
tu persistencia,
tus ganas de llegar a la cima.
heh...
Qué reconfortante y doloroso resulta recordar el pasado.
Noto que se me humedecen los ojos.
No sé como acabar este mensaje.
No quiero que se acabe esto.
Pero...
El fuego se tiene que apagar.
Ya no queda más cera en esta vela.
¿Apago yo o apagarás tú?
[···]